lunes, 21 de junio de 2010

Una de cada cinco parejas tiene dificultades con sus hijos adoptivos

Cuando las expectativas que nos hemos creado no se cumplen, entra en juego la frustración, el desánimo, la impaciencia y hasta la desesperación. De qué manera llegamos a digerir todos estos sentimientos y emociones es harina de otro costal. Pero cuando se trata de seres humanos, el problema presenta mayores dificultades. Este es el caso de las adopciones de menores, una fórmula que mayoritariamente discurre sin complicaciones pero que llega a originar algunas dificultades en la convivencia en determinados núcleos familiares.

No en vano, se calcula que una de cada cinco parejas presenta «serias dificultades de vinculación y emocionales» con sus hijos adoptivos y se estima que en más de un 1,5% de los casos, los menores que fueron adoptados regresan a los servicios públicos de protección, es decir, que aparece el 'arrepentimiento' en sus padres no biológicos.
 
 
Ante este realidad, que por pequeña que sea no se puede ignorar, la Dirección General de Familia, dependiente de la Consejería de Salud y Bienestar Social, puso en marcha en 2007 un servicio de atención en la post adopción que, desde el 1 de enero de este año, está gestionando la Asociación Asio de Albacete en las cinco provincias de Castilla-La Mancha.
El servicio consiste en ofrecer apoyo post adoptivo a todas aquellas parejas o personas que hayan culminado un proceso de adopción y si bien está pensado para atender a este colectivo, también trabajará la prevención invitando a charlas y conferencias a las parejas que se encuentren en la fase de preasignación del menor.
El psicólogo de Asio, Óscar Pérez Soler, aseguró que algunas de estas familias presentan «serias dificultades» de adaptación inicial y otras no saben cómo manejar la aparición de problemas lógicos como la información del pasado y el abordaje de preguntas complicadas por parte de los menores. «En ocasiones, las familias tienen dificultades de vinculación y emocionales, no llegan a construir el vínculo familiar, quizá por la conducta de los padres o del menor y, cuando éstos empiezan a crecer, llega a haber arrepentimientos».
Los últimos estudios elaborados en este ámbito hablan de que un 20% de familiares presenta dificultades durante los dos o tres primeros años de la adopción, bien por problemas de adaptación del menor o de la familia o por problemas de conducta. «Los procesos de adopción duran muchos años y generalmente se inician cuando los tratamientos de fertilidad no han funcionado. Las parejas sufren un agotamiento psicológico enorme y las expectativas con la adopción son exageradas. Siempre piensan 'lo que nos vamos a querer los niños y nosotros'», explica Óscar Pérez, que añade que, cuando estos padres se enfrentan a la realidad del niño -generalmente abandonado por sus progenitores biológicos y con grandes carencias emocionales- hay que empezar «a batallar» con ellos, porque «todos son niños especiales, tienen un pasado, una historia y unas carencias, pero hay familias que siguen teniendo idealizado al menor y no entienden que, con cariño, no se soluciona todo».
Estas circunstancias y carencias emocionales que presentan los menores adoptados se convierten en «dificultades» que desbordan a los padres y evitan que se generen vínculos afectivos con el hijo adoptado durante mucho tiempo, lo que en ocasiones ha desembocado en la ruptura del núcleo familiar. De hecho, los mismos estudios determinan que más de un 1,5% de los niños que han sido adoptados regresan a los servicios públicos de protección, una cifra que va en aumento porque el boom de las adopciones comenzó hace diez años y, mayoritariamente, el acogimiento era de bebés y hay que tener en cuenta que «las mayores dificultades empiezan a aparecer cuando los hijos tienen 11 ó 12 años, cuando son más conscientes de la situación y se juntan con la preadolescencia».
 
Otro problema que aparece con estas dificultades en las relaciones paterno-filiales son las pseudo-adopciones, que se dan en un 7-8% de las familias adoptantes. Se trata de ingresar al menor durante nueve meses en un internado o solicitar a la Administración pública una plaza en una residencia para enfermos psíquicos ante los supuestos problemas mentales que presenta el hijo. Aparentemente, no es un problema con la adopción ni una familia rota, aunque en realidad «sí que lo es», afirma el psicólogo de Asio, que insiste en que los niños adoptados que regresan a los servicios públicos de protección lo hacen por «negligencia o maltrato por parte de los padres y siempre que la situación no se solucione».
 
Lo más duro, en opinión del psicólogo de Asio, es cómo se suceden los conflictos entre padres e hijos adoptados y el daño que se suelen causar entre ambos, con frases tan habituales como «ojalá no me hubieseis adoptado», «que vengan y me lleven» o «me voy con mi madre de verdad».
 
En la actualidad, Asio está trabajando con diez familias adoptantes de Castilla-La Mancha, una cifra que parece escasa pero que resulta «importante» para la asociación si se tiene en cuenta que el servicio no se conocía mucho en esta Región y que ahora «está creciendo». Las familias interesadas en este servicio de post adopción, también preparado para la prevención, pueden acceder al mismo de forma directa o a través de las delegaciones provinciales de Salud y Bienestar Social.
 
Fuente: La Verdad de Albacete
Texto: Ana Martínez
 

miércoles, 16 de junio de 2010

Etiopía desbanca a China en número de adopciones

Las restricciones que desde hace tres años impone China a la adopción de niños de este país por parte de extranjeros han provocado que los españoles opten ahora por otros destinos, entre los que destaca, sobre todo, Etiopía, donde se calcula que residen más de seis millones de huérfanos.
Murcia no es ajena a esta situación. Según datos recopilados por la consejería de Política Social, Mujer e Inmigración, de los 133 solicitudes de adopción en el extranjero que se realizaron el pasado año en la Región, la mayoría fueron para Etiopía (53, aunque se tramitaron sólo 48) seguido de Rusia (28) y Ucrania. China, por tanto, ha dejado de liderar este 'mercado' y en 2009 solo se tramitaron 14 solicitudes, cuando hace tres años, en 2006, fueron 149, según datos facilitados a LA OPINIÓN por la directora general de Familia y Menor, Laura Muñoz Pedreño.
Ahora son los países del África negra los que han tomado el relevo a los de la zona asiática, en las preferencias de las familias murcianas que optan por adoptar un niño, asegura Laura Muñoz.
Y es que, hasta hace pocos años, en China las adopciones resultaban más económicas que en otros países y eran más ágiles. Pero, desde el 1 de mayo de 2007, con la entrada en vigor de los nuevos criterios de selección de las familias adoptantes por parte de China, las adopciones en ese país comenzaron a caer. La polémica saltó por descartarse los adoptantes obesos, aunque el límite marcado rozaba la obesidad mórbida. También se rechazaban enfermedades graves como el cáncer. Más restrictivos son otros requisitos, como la obligatoriedad de tener unos ingresos por cada miembro de la familia de 10.000 dólares, unos 8.000 euros, más otros tantos por el menor adoptado. También se requiere ahora que ambos miembros tengan estudios equivalentes al Bachillerato. Tales criterios afectan a quienes realizaran la solicitud desde el 1 de mayo de 2007.

En la demora actual ha pesado también la ratificación del Convenio de La Haya en materia de adopción por parte de China, en vigor desde enero de 2007, que obliga a potenciar la adopción nacional. Y en China, por pocas familias que haya interesadas, son miles.


Precisamente esa ralentización en los procesos adoptivos a nivel internacional ha provocado una caída de las solicitudes de adopción en Murcia, que comenzó en 2007, cuando se registraron 189 solicitudes, frente a las 233 cifradas en 2006. La caída continuó en 2008, con 169 solicitudes presentadas, y en 2009, con 133.

Aunque la media de espera en Murcia para hacer realidad una adopción en el extranjero ronda los dos años, las familias adoptantes murcianas lo tienen más fácil a la hora de tramitar la documentación necesaria ya que la Región es pionera en la aplicación de el proyecto de Apostilla de La Haya que permite utilizar la firma electrónica en la burocracia entre la Dirección General de Menores, el TSJ de Murcia y los países de origen de los niños. Con este proyecto, los trámites logran adelantarse unos tres meses.

sábado, 5 de junio de 2010

La lucha contra la discriminación de la mujer en Burkina Faso

En Burkina Faso mueren más de 2.000 mujeres cada año durante el embarazo, las niñas y jóvenes se ven obligadas a acceder a matrimonios forzados y la mutilación genital sigue siendo una realidad en este país subsahariano del noroeste de África. Por eso, dos hermanas de la orden africana de la Inmaculada Concepción llevan un orfanato en la ciudad de Dedugú para atender principalmente a niñas huérfanas y abandonadas tratando de darles una oportunidad para su futuro. 
Cuando la religiosa Bernardette Ouedraogo llegó a Dedugú, a 230 kilómetros al oeste de la capital burkinesa Uagadugú, su intención inicial era abrir una escuela. Pero los lugareños la convencieron a ella y sus hermanas de congregación para que, además, fundaran un orfanato. “La  gente nos dijo que preferían un orfanato, para aliviar el sufrimiento de los niños abandonados y los huérfanos que no tienen a nadie que pueda atender sus necesidades”, recuerda la hermana Bernardette, directora del centro.


El orfanato de Santa Cecilia abrió sus puertas el 21 de noviembre de 2002 y hoy acoge a niños de entre tres y 17 años. 98 de ellos, principalmente niñas, viven en las instalaciones y otros 118 niños acuden al centro para recibir una comida diaria y ayuda escolar.

“En Burkina Faso la mayor parte de los niños provienen de familias pobres que tienen menos de dos euros diarios y por tanto, niños indefensos. Esto les lleva a las calles, con o sin el consentimiento de sus padres. A veces mendigan para vivir y a menudo llaman a nuestra puerta, que se abre para ofrecerles ayuda, aunque sólo sea una pequeña comida”, asegura la hermana Bernardette.

Este país subsahariano del noroeste de África ocupa el puesto 177 entre los 182 países que figuran en el Informe sobre Desarrollo Humano del año 2009 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Pero una de los problemas más graves en Burkina es la situación de la mujer.  

Discriminación de la mujer

“En el orfanato atendemos a más niñas que niños, porque en las familias desprecian a la niña y si tienen mala suerte y no tienen padres, se convierten en una criada para todo y se queda sin acceso al colegio o a cualquier otro centro de formación”, explica la hermana Bernardette.

La orden africana de la Inmaculada Concepción a la que pertenecen las religiosas trabaja por la “liberación y emancipación de la mujer y para evitar que las jóvenes se vean conducidas a un matrimonio forzado y a la dominación”, añade.

Más de 2.000 mujeres mueren cada año en Burkina Faso durante la etapa de gestación o en el momento del parto, según datos oficiales citados por Amnistía Internacional. “Están muriendo mujeres innecesariamente durante el embarazo y el parto porque la discriminación les impide acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva”, afirma el organismo en un informe de enero de 2010.

“La mayoría de las mujeres están supeditadas a los hombres en su vida, con escaso o nulo control sobre decisiones fundamentales, a pesar de que tienen igualdad de derechos según la legislación burkinesa”, indica el informe de Amnistía Internacional, que subraya además la obligación de las mujeres burkinesas al matrimonio precoz y la mutilación genital es un hecho.

El Gobierno burkinés ha puesto en marcha distintos planes para reducir la mortalidad materna durante la última década, según reconoce el organismo de derechos humanos, pero añade que aún falta realizar muchas mejoras.

“La situación es dramática. La mujer en Burkina no tiene representatividad jurídica [en la práctica]”, se lamenta Emilia García, portavoz de la ONG española Asociación por el Progreso de la Mujer (APM)-África, que colabora directamente con el orfanato de Santa Cecilia.

Ayuda básica y apadrinamientos


Emilia García vive en Madrid, es madre de dos hijos y fue una de las fundadoras de APM-África, que busca padrinos para las niñas y niños huérfanos o abandonados aportando una ayuda económica. “En la actualidad, les apoyamos con una cantidad mensual de 2000 euros para que su alimentación, vestido y escolaridad”, explica la responsable de la pequeña ONG española en la que únicamente trabajan -de forma altruista- cuatro personas.

La hermana Bernardette se muestra muy agradecida a esta organización y asegura que “el orfanato va bastante bien” gracias a sus ayudas y a las de los carmelitas descalzos que viven cerca. Pero apunta a que aún hay que resolver por una parte el problema de los salarios de sus empleados - dos cocineras, dos mujeres de la limpieza, dos mujeres encargadas de alimentar a los niños, una enfermera, un conductor, dos jardineros y un guardia nocturno- y por otra parte conseguir más personas que deseen apadrinar a estos niños.

“Los apadrinamientos permiten afrontar necesidades urgentes de los niños, como las tasas y el material escolar, los niños van a diversas escuelas de los alrededores, y sus raciones diarias de alimento. Los niños hoy comen lo que les pide su cuerpo”, cuenta la religiosa.

Proyecto de semi autoabastecimiento

“Nuestra aspiración es garantizarles a los niños un régimen alimentario equilibrado con la aportación de frutas, especialmente el plátano, que nos proponemos producir nosotros mismos en el orfanato en grandes cantidades”, apunta la hermana Bernardette. El orfanato está negociando la obtención de un terreno de 8 hectáreas para poder plantar árboles frutales -“mangos y anacardos”- e iniciar también su propia cría de pollos. Además, ya han adquirido un terreno de 4 hectáreas cerca del río Mouhoun. Lo utilizarán para plantar plátanos y cebollas.

“El apadrinamiento es lo que hace funcionar la mayor parte del orfanato. [Pero para] la supervivencia del orfanato, [también] hemos tratado de realizar ciertas actividades in situ, que también ayudan a la formación de los niños”, explica Bernardette Ouedraogo, que cita un dicho que asegura que “el hombre no tiene que esperar siempre todo del otro, sino que también debe luchar él mismo por triunfar”.

Fuente: La Información.com
Texto: María Torrens

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